El trauma de un atentado inolvidable
María Sorté, reconocida figura artística, compartió en una charla con Yordi Rosado los detalles del ataque armado que sufrió su hijo Omar García Harfuch, titular de Seguridad en la Ciudad de México, en una zona cercana al Paseo de la Reforma hace cinco años. La situación la marcó profundamente, especialmente por la magnitud del ataque, en el que la unidad recibió una cantidad inaudita de impactos.
“La camioneta tenía 400 impactos”, reveló con emoción la actriz, describiendo cómo supo del suceso por boca de su otro hijo Adrián, quien intentó evitar que encendiera la televisión para no alarmarla, pero justamente eso la puso más nerviosa. El hecho se registró en un sector de Lomas de Chapultepec, durante un trayecto del funcionario en un auto blindado.
El relato de una madre aterrorizada
“Abrió la puerta de mi cuarto de un jalón y me dice: ‘no te asustes, Omar está bien’”, recordó conmovida la madre, describiendo cómo su instinto maternal la llevó a buscar información por su cuenta. Al llegar al lugar, la escena fue impactante: “estaba la policía, fue horrible, yo me quería morir”, aseguró.
A pesar de los esfuerzos por mantenerla alejada de la noticia, el testimonio del hijo sobreviviente generó en la actriz una angustia extrema, que solo se calmó cuando recibió la llamada directa del secretario desde el hospital, confirmando su estado físico.
Un milagro según la fé
La artista explicó que el reencuentro fue cargado de emociones contradictorias: “Fue un milagro enorme, que no me canso de agradecer”, declaró, insistiendo en que la protección divina fue fundamental para que su hijo saliera ileso de un ataque tan brutal. En ese momento, lo primero que le dijo fue: “tienes que darle muchas gracias a Dios”.
El incidente, que ocurrió en junio de 2020, no solo puso en evidencia la violencia existente, sino también la fortaleza de una familia que enfrentó el drama con la fe como pilar fundamental. “No sé cuántos minutos habrán pasado, pero a mí me pareció un mundo”, confesó sobre el tiempo que transcurrió entre enterarse del atentado y confirmar personalmente la integridad física de su hijo.